La historia de Rusia
empieza con la llegada de los eslavos orientales, el grupo étnico del
que posteriormente derivarían los rusos, ucranianos y bielorrusos.
El primer estado eslavo oriental fue la
Rus (o principado) de Kiev, que adoptó el cristianismo por la importante
influencia del Imperio bizantino en 988, comenzando así la fusión entre
las culturas eslava y bizantina que caracterizaría la rusa durante los
siguientes siete siglos. El Rus de Kiev se desintegraría finalmente en
varios reinos que competirían entre sí por figurar como herederos de su
civilización y por el predominio territorial en la zona y que acabaron
bajo dominio mongol.
Tras el siglo XIII, Moscovia llegó
progresivamente a dominar el antiguo espacio cultural. Llegado el siglo
XVIII, el principado de Moscú había llegado a convertirse en el vasto
Imperio ruso, abarcando desde Polonia hasta el océano Pacífico. La
expansión hacia el Oeste avivó la conciencia rusa de atraso con respecto
a los países europeos y acabó con el aislamiento de los primeros
tiempos. Los sucesivos regímenes del siglo XIX respondieron a dichas
presiones con una combinación de reformismo tímido y represión. El
feudalismo ruso fue abolido en 1861, pero en unos términos desfavorables
para el campesinado y sirvió para incrementar las presiones
revolucionarias. Entre la abolición de la servidumbre y el comienzo de
la Primera Guerra Mundial en 1914, las reformas de Piotr Stolypin, la
constitución de 1906 y la Duma Estatal introdujeron notables cambios en
la economía y la política del país, sin embargo, los zares no estuvieron
a la altura de las circunstancias para ceder poder autoritario. El
último monarca, el zar Nicolás II, reinó hasta 1917.
La derrota militar en la Primera Guerra
Mundial y la escasez de comida allanaron el camino a la Revolución Rusa
de 1917, que colocó en el poder a los bolcheviques dirigidos por
Vladímir Lenin. Entre 1922 y 1991, la historia de Rusia es esencialmente
la Historia de la Unión Soviética, un Estado federal que ocupó una
extensión territorial similar a la del antiguo Imperio Ruso. La Unión
Soviética se configuró como un Estado socialista de partido único bajo
la dirección del Partido Comunista, aboliéndose la propiedad privada de
los medios de producción e instaurándose un sistema de economía
planificada. A finales de los años 80, siendo crítica la debilidad de su
estructura económica y política, ciertos cambios en la ejecutiva del
partido y en la economía marcaron el fin de la Unión Soviética.
La Historia de la Federación Rusa
propiamente dicha es corta, remontándose su nacimiento a la disolución
de la Unión Soviética a fines 1991. Sin embargo, Rusia ha existido como
Estado durante más de mil años, siendo durante gran parte del siglo XX
el núcleo de la URSS, del que Rusia es sucesor legítimo y legal en la
escena internacional.
Rusia intenta construir
una economía de mercado mediante el abandono de la planificación
centralizada y la propiedad estatal y cooperativa que constituían la
base de la organización económica soviética, con resultados
frecuentemente traumáticos. A pesar de los vaivenes, Rusia todavía conserva hoy una continuidad cultural y social con su pasado zarista y luego socialista.
En marzo de 2000, Vladimir Putin se convirtió en presidente de Rusia. Rusia
se convirtió en el exportador más grande de petróleo del mundo fuera de
la OPEP y, para sorpresa de cada uno, el clima económico fue mejorando,
Moscú podía jactarse de tener más multimillonarios residentes que
cualquier otra ciudad excepto Nueva York.
Rusia es un país con
una economía emergente, de enorme dinamismo y en constante desarrollo.
La modernización y liberalización de su economía e industria es la
principal prioridad de las autoridades rusas posible gracias a las
importantes entradas de capitales extranjeros y también provenientes de
la explotación de materias primas y tecnología.
Un artículo muy interesante, lleno de información y muy claro.
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